Finalmente, este año sí pudo
ser. Tras tres años sin poder
procesionar a María Santísima por las calles de su Barrio, este Viernes Santo
nuestra Cofradía realizó su estación de penitencia ante un cálido ambiente de
hermandad y expectación manantera.
Todo apuntaba bien desde los
cultos y la Solemne Función
que, como siempre, contaron con la asistencia de un numeroso grupo de fieles y
con un magnífico montaje que combinaba con el esplendor de la Iglesia , recientemente
remozada por nuestro mayordomo, Juan José Fernández.
Posteriormente disfrutamos de la comida de
Hermandad del Domingo de Ramos, que como siempre tuvo lugar en el Cuartel del
Imperio Romano, un marco incomparable pleno de hermanos que vivieron momentos entrañables y llenos de sentimiento.
Como ocurre habitualmente
contamos con la presencia del Pregonero y Manantero Ejemplar, intervenciones
también de Primer Teniente de Alcalde, que aprovechó el acto para entregar un
presente al Pregonero, Presidente de la Agrupación de Cofradías, Capataz Hermano Mayor (Juan Gordillo), que también correspondió al Hermano Ayudante (Pablo Jiménez) con un bonito detalle, entre
otros, como muestra de ello dejo algunas fotos.
Como no podía ser de otra forma,
todo bajo la coordinación de nuestro hermano Rafael Rivas Moriana, que como
portavoz, dirigió el curso de esta comida.
Un momento muy especial, fue la
entrega a nuestro vestidor, Plácido Pérez Ruiz, de un pergamino alusivo a su
nombramiento como Vestidor Honorario de María Santísima de la Soledad , así como un relicario con un corazón. Esta distinción fue propuesta por la Junta Directiva
meses atrás, y ratificada por el Cabildo General el primer día de Cultos, en
reconocimiento a 25 años continuados ejerciendo esta labor en nuestra Cofradía.
Después de una pletórica Comida de Hermandad, casi sin darnos cuenta llegó el Viernes Santo y en esta ocasión, sin tener que mirar con preocupación el cielo.
Afortunadamente y como cada año todo estaba previsto, María Santísima de la Soledad lucía radiante en su paso, sus bastoneros estaban allí fieles a su cita anual, los Cofrades, los Grupos, la banda de música..... y con una sonrisa inusual en los últimos años, Cofrade, Vicecofrades, Hermano Mayor y Hermano Ayudante, que cumplieron con gran alegría su labor en una espléndida noche de Viernes Santo.
Destacar como Hermano Mayor y Ayudante disfrutaron merecidamente de una estación de penitencia muy agradable, así como el emotivo momento en el que, en la calle Postigos, hicieron el cambio de bastón, fundiéndose en un abrazo, muestra de los lazos de amistad que los han unido durante los diferentes eventos que han tenido la suerte de compartir.
El Hermano Ayudante, Pablo Jiménez, se rodeó para la ocasión de su familia, que lo arropó en este bonito momento.
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